miércoles, 27 de diciembre de 2023

Mandar obedeciendo

Los que en la noche andan hablaron: "Y vemos que este camino de gobierno que nombramos no es ya camino para los más, vemos que son los menos los que ahora mandan, y mandan sin obedecer, mandan mandando. Y entre los menos se pasan el poder del mando, sin escuchar a los más, mandan mandando los menos, sin obedecer el mando de los más. Sin razón mandan los menos, la palabra que viene de lejos dice que mandan sin democracia, sin mando del pueblo, y vemos que esta sinrazón de los que mandan mandando es la que conduce el andar de nuestro dolor y la que alimenta la pena de nuestros muertos. Y vemos que los que mandan mandando deben irse lejos para que haya otra vez razón y verdad en nuestro suelo. Y vemos que hay que cambiar y que manden los que mandan obedeciendo, y vemos que esa palabra que viene de lejos para nombrar la razón de gobierno, de `democracia', es buena para los más y para los menos."

https://es.wikisource.org/wiki/Discurso_del_Subcomandante_Marcos_%22Mandar_obedeciendo%22 

Lo bonito de esta idea es lo de mandar obedeciendo, esa humildad tan perdida que choca contra la idolatría y el individualismo. Aquí los que mandan mandan mandando, parece lógico, pero deberían mandar obedeciendo, eso debería definir el hacer político. Y no. Impera la perpetuación, el continuismo, el "be liquid" y, en definitiva, el atavismo político, entendido como poder. Suena abstracto, pero hoy aquí reina el personalismo, y sobran los votantes, desde el momento en que votan.

Mandar obedeciendo suena a utopía

miércoles, 15 de noviembre de 2023

Alta política II (pedanías)

Imaginaros... bueno, spoiler, no os imaginéis, tal cual.

Una pedanía y una población mayor, llamémosles B y A.
La pedanía (B) tiene unas pequeñas praderas. La población (A) no tiene espacios como esas praderas, por lo que es habitual que gente de A vaya frecuentemente a las praderas de B para comer, merendar... disfrutar.
B considera que eso no es justo, que se están sobre-explotando sus praderas (que A está sobre-explotando sus praderas). Por ello decide regular el uso de las mismas. No se podrá hacer picnic sin más. Habrá que pedir permiso al Ayuntamiento de la pedanía, que lo tiene. Venga vale, se puede hablar, ¿por qué no? Quizás A, que es más grande, se lo tenga que currar y dotar de más espacios como ese para uso común (de A y B).
Todavía no hay una regulación aprobada, por lo que el equipo de gobierno de B decide tomar medidas preventivas.
Decide(n) inundar las praderas (????) para que no se usen, creo que mientras se aprueba la normativa. Si vas y coincide, a mí me pasó, te lo cuentan.
El equipo de gobierno de B se enorgullece de su sinceridad al contarte todo, como si la franqueza le salvara. Si quiero una respuesta oficial, me cuentan, me dirán que la inundación de las praderas es un criterio del área de jardinería, siempre hay una respuesta elaborada para cualquiera que la pida. Soy Ingeniero de Montes, le digo, y me parece una barbaridad utilizar el agua de esa manera, te explico lo que hay y te doy la respuesta que quieras, me viene a decir. Es una barbaridad, le digo. Somos afables al hablar, pero es una barbaridad.
No podemos usar el agua (en abundancia) para conseguir un efecto disuasorio. No tenemos solución mejor, me dicen. Pregunto signo político, ya por curiosidad. Mezcla de siglas, se entrevé gobierno "progresista". No entiendo nada. 
Entramos (me encanta) en analizar las palabras con que defienden lo suyo. El agua la gastamos en esto. El agua no hay que gastarla, le digo, hay que usarla. Cambio la palabra si quieres, me dice. Pero importa la idea que hay detrás. El agua se gasta, es nuestra, y por ello hacemos esto con ella. Lejos evidentemente queda la concepción de sociedad, la certeza de la sequía que define nuestro futuro como país. Cerca queda la obviedad de que ese agua que pasa por la pedanía es mía, y por tanto la gasto en lo que quiera.
Es como la altura de miras pero al revés.
Apelo a un sentido común veo que en ocasiones escaso. Pensémonos como sociedad, pensémonos en ubuntu, todos ganamos, o todos perdemos.

P.D. Sin tapujos, hablamos de Aranjuez y del Cortijo de San Isidro, por si algún (exiguo) lector tuviera la curiosidad.

sábado, 4 de noviembre de 2023

Alta política I (el cole)

Imaginaros... bueno, spoiler, no os imaginéis, tal cual.

Un colegio público en España, educación en valores y eso, actividades extraescolares, fútbol, cómo no. Muchos niños en el equipo, se quiere dividir, y así, no sin cierta controversia, se decide dividir el equipo en dos, ¿criterio? Nivel. Primera vez que se decide eso en 16 años de extraescolares. Chat con los padres, cargados de bonitos eufemismos, ¿realidad para los niños? Equipo de buenos y malos. Bueno, podría funcionar sin más vueltas, por qué no. Pero no. Se empiezan a dar rápidamente casos en los que, ya en el patio, no se deja jugar a algunos niños; del equipo de los malos, claro. Algún niño además lo interioriza de una forma regu (ahora manejo yo algún simple eufemismo). Venga, reunión de padres, vamos a hablarlo, han pasado apenas 3-4 días, los equipos ni están todavía inscritos en la liga escolar. Vamos a hablarlo, y sí, pero... no. Hablemos de equipo A y equipo B, todos entendemos. Los padres del equipo A, en bloque, opinan que no, sin más. Que sus hijos merecen tener la mejor educación (futbolística) posible, que separando cada uno aprende a su ritmo, que es lo más (¿pedagógico?). Sí, pedagógico. Dicen. Alguien les intenta explicar que la pedagogía, al menos hoy, es otra cosa, que los niños, en el cole cole, no se les segrega por niveles, que están todos mezclados, que eso es bueno para ellos, que así se fomentan valores (¿valores?), que hay escuelas de fútbol más allá del deporte escolar donde todo padre tiene derecho a llevar a su futuro Messi, pero que el cole, y el deporte en el cole, sirve sobre todo para fomentar otras cosas, el grupo, el equipo, el todos juntos, el todos ganamos o todos perdemos (ubuntu), y si aún así se gana, genial. (¿Quizás un sencillo símil de una concepción utópica de la Sociedad?)

Olvidaba. 7 años los niños. Y las niñas. En el equipo de los malos, claro. Las niñas, digo.

Nada, los padres del A-Team se enrocan (O-O) (enroque corto), no quieren que se divida de otra forma. Por nivel es lo mejor para todos. Dicen. Amén.

El cole, bueno, el AMPA, después de quejas en el Ayuntamiento decide rehacer equipos. Preguntan a todos los niños con qué 2 amigos les gustaría estar en el equipo y hacen grupos de forma que, al menos, esté uno de los que quieren.

El A-Team rabia. Parece que sus hijOs no van a desarrollar sus habilidades (futbolísticas) como debieran.

No llevan a sus hijos al siguiente entrenamiento. En bloque.

Los entrenadores deciden dejar de entrenar al equipo.

Hablemos de política.

Analogías, similitudes. ¿Quizás sea el típico caso donde alguien en posición de privilegio decide que lo mejor para todos es conservar esa posición de privilegio? Quiero pensar que este caso tan particular y tan local, es una anomalía estadística, ha coincidido así, por algo, por nada. Porque si extrapolamos ese comportamiento a un nivel más general nos encontramos con mierda. Mucha mierda. No la de los músicos. La otra. La que huele mal. Pensemos por ejemplo en el caso de las regiones más ricas, que acostumbran a pedir más independencia que las regiones más pobres, alegando factores históricos, culturales o cualquier otro que sea mínimamente lógico.

Vivimos en sociedad, y escrito parece sencillo: lo mejor para todos es (casi seguro) lo mejor para todos (bonita tautología), pero no, algunos siguen pensando que lo mejor para uno es lo mejor para todos... allá sufra el resto; y eso funciona, claro, si el uno está arriba. 

Invoquemos los postulados ecologistas, o el dilema del prisionero, lo que sea, pero aprendamos que si todos ganamos ganamos todos, que segregar personas no es bonito, que estamos juntos en esto, que conviene apostar por la educación en valores de nuestros hijos, que la cooperación implica gentes distintas en un objetivo común. En nuestra sociedad la competitividad manda, inculquemos valores a nuestros hijos e hijas para que tengan bonitas armas para enfrentarse a esa crudeza.


miércoles, 24 de mayo de 2023

Intermitentes

La observación de la cotidianidad es una forma directa y bonita de observar cómo nos comportamos con nuestros semejantes:

De igual forma que establecí una analogía entre la forma de cruzar la calle y la personalidad subyacente en el peatón (https://alter-politica.blogspot.com/2021/07/la-relacion-entre-cruzar-la-calle-los.html) se podría establecer una interesante clasificación análoga con la forma que tiene la gente de usar los intermitentes en los coches.

Yendo en coche, ¿qué supone utilizar el intermitente o no?

En muchos casos afecta a nuestra seguridad, así que entonces estaríamos implicando nuestro propio (sano) egoísmo. Hacer eso es bueno para nosotros, y por tanto lo hacemos.

En otros casos no afecta a nuestra seguridad, supone únicamente un aviso a otros conductores, supone que sepan lo que vamos a hacer, lo cual les influirá a ellos, y no a nosotros. ¿Qué implica? Cierto grado de altruismo, hacia los demás, y hacia el medio ambiente. El que "ellos" conozcan lo que vamos a hacer condiciona que frenen o no en (por ejemplo) una rotonda, una frenada innecesaria implica una pérdida de tiempo, un mayor consumo de combustible (implica un nuevo arrancar) y una pequeña sensación de que cada uno va a lo suyo.

El que no concedamos ese pequeño gesto (movimiento de un solo dedo) denota que no nos importa ese pequeño inmediato. Todos somos conscientes de que a ese conductor cercano le hace la vida "una pizca" más fácil el conocer si nos vamos a desviar o no en la salida anterior a la suya. Y si no lo hacemos es que no nos importa. Y si no nos importa ese pequeño gesto cercano la probabilidad de que nos importe aquello más lejano disminuye, cómo no, o es menos real. Es mover un simple dedo. El no hacerlo, por activa o por pasiva, nos resta credibilidad. Las pequeñas cercanías nos definen quizás más de lo que no pensamos.

No creo en la gente miserable en lo cercano y altruista en lo global. Pura desconfianza. Aunque bieninfluyan en el mundo. Siento afinidad por la gente pequeña que es buena persona en lo cercano. Sin más.

Analogías con lo político, como en otras ocasiones, lo dejo a vuestro criterio.

miércoles, 26 de abril de 2023

Primer día de cole

Da igual que lo haya vivido ya más veces. El primer día de cole de mi pequeño es un día especial, tan pequeño, y con su uniforme, primera vez que se lo pone. Vuelan las fotos, enviándolas a los abuelos y a gente cercana. Le queda tan bien... le hace mayor, ya como sus hermanos. No aprendo que esa novedad que fotografío va a ser la tónica general a partir de ahora. La foto que ahora veo con un aura de grandiosa frescura es la nueva realidad. Un mes después miraré la foto y en mis ojos no habitará esa tierna sorpresa, más bien una habitualidad apuntalada con la lenta reiteración de los minutos.

¿Y qué es aquello que no acabo de aprender? Que la novedad sorprende, claro, casi por definición. Pero que el día después, la novedad ya ha perdido parte de su brillo, y ya no requiere con tanta ansia mi atención... y que dos días después quizás ni me moleste en mirarla.

Esto la gente que se dedica a tratar con la gente lo sabe, juegan con ello y juegan con nosotros. Dos días después perdemos la atención y diluimos el enfado: seguimos siendo un poco rebaño, y como tal se nos pastorea.

Leamos, opinemos, discrepemos, desconfiemos. Derroquemos la posverdad.

sábado, 18 de marzo de 2023

Palabras e imágenes: fin de un reinado

 1.

Venimos de la palabra. La hemos usado, empleado, subcontratado, condecorado y violado. Al menos. No la hemos condenado, la necesitamos. Pero ha sido profundamente devaluada. Si salimos de su uso coloquial, necesitamos firmas digitales y juramentos para confirmar su valía. (¿Su reinado? Unos miles de años).

Nos pareció más fiable la imagen, más verídica, "una imagen vale más que mil palabras" (nos vendieron), los artículos periodísticos venían acompañados de imágenes, para corroborar la idea esbozada con palabras. Nuestro cerebro analiza tanto la información evidente como los pequeños detalles, y no deja de ser capaz de interpolar para crear una representación de esa realidad que se nos arroja ante los ojos. Pero perdimos también la imagen, los famosos retoques de photoshop de los famosos, por ejemplo; el arte de la falsificación llegó para quedarse. No te fíes de las imágenes, parece que nos dijeron, cualquier cosa que veas puede ser una (bonita, perversa... elige el adjetivo) mentira. (¿Su reinado? Apenas dos siglos).

Y por fin (spoiler) perdemos la imagen en movimiento (el video) ese baluarte de sensatez y de lo verdadero. Un video podía comenzar una revuelta. Un presidente condenando un atentado, o respondiendo a un país, un actor con unas desafortunadas declaraciones, un caso de violencia policial... hasta ahora había sido irrefutable. Hoy estamos en la antesala (deepfake) de otro imperio caído. (¿Su reinado? Apenas un siglo).

2.

Hoy no pondríamos la mano en el fuego por ninguna palabra que nadie dijera, por ninguna imagen ni por ningún video que viéramos. Nos arrojan a un terreno donde reina la desconfianza. No hay formas de comunicación que no puedan ser falseadas. Internet no ha contribuido a ello (¡bienvenidos a la información y a la desinformación!). ¿Dónde nos deja? En un período previo a la Ilustración (la cual se definió como por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la ignorancia de la humanidad mediante las luces del conocimiento y la razón). La dualidad en la que vivimos no es fácil de manejar, nunca tuvimos más acceso a la información y a la desinformación como ahora. Y no se nos ha educado en ello. Las humanidades pierden fuerza, las universidades (aquí) se orientan a lo práctico. No nos han educado para tener criterio, para cuestionarnos nada. Vivimos la época que se puede resumir en ese eslogan de Kodak: "you press the button, we do the rest", lo cual se traduce en un gigantesco: "No pienses".

Necesitamos un (difícil) cambio, no hay masa crítica para ello, pero estamos hipotecando el futuro de nuestra sociedad. Yo pongo el (sordo) preámbulo, pero hacen falta pasos.


viernes, 30 de diciembre de 2022

Paulov y las escaleras mecánicas

Hoy en abstracto, con lo que me gusta:

Para los que habitamos grandes urbes o acostumbramos grandes centros comerciales, o los que, simplemente subimos en ocasiones por escaleras mecánicas.

Imagino que a todos nos ha pasado experimentar la extraña sensación de subir una escalera mecánica estropeada. Esa torpeza con la que abordamos cada escalón, sobre todos los primeros... Evaluando sin precisión la cercanía del siguiente escalón al que se aproxima nuestro pie.

Objetivamente es incomprensible. Vamos a subir una escalera que sabemos y vemos que está estropeada, por lo que no se mueve de forma automática, queremos afrontarla como una escalera normal y subir peldaño a peldaño, un reto sin ningún atisbo de dificultad. Y ahí nos vemos, calculando erróneamente una cotidianidad.

Nuestro cerebro está entrenado para hacer los movimientos precisos para subir una escalera mecánica sin ningún problema, recalcula en segundo plano parámetros diversos asociados a la velocidad y el equilibrio de forma que nuestro proceder, en condiciones normales, es vulgarmente armonioso.

Desaprender eso nos cuesta mucho, pese a dedicarle atención y consciencia (sabemos que está estropeada), tendemos a repetir los patrones aprendidos. Tenemos en nuestra psique una resistencia al cambio, nos puede costar reaprender una sencilla (pero diferente) nueva lógica.

Las analogías con la vida real las dejo para cada uno.