jueves, 5 de marzo de 2015

Ética y Política

No puedo evitarlo, hoy al escribir esto somos, una vez más, nosotros y ellos, separados.
Ellos hablan de la ética y de la política, pero no hablan de la “ética de la política”. Ellos, por la triste cuenta que les trae, se esfuerzan por separar ambos conceptos.
Creo, sin poder demostrarlo, que sus manzanas se pudren más que las nuestras. Y lo creo porque el poder hace al político lo que el anillo a Frodo, solo que ellos no son Frodo, ellos tienen los pies más pequeños, como su decencia.
Y el problema, nunca perdamos lo global, el problema nunca será que haya manzanas podridas, aunque ello tengan más, el problema es lo que hacen, o no hacen con sus manzanas podridas. Yo cuando encuentro una en mi nevera la tiro, me huele mal aunque no huela, y si está cerca de otras yo, como amo y señor del frigorífico, preventivamente la separo antes incluso de pensarlo.
El problema es que ellos se resisten sistemáticamente a tirar sus manzanas podridas, aunque ocasionalmente se desprendan de alguna, ya tiene que haber (fuerza de la) gravedad en los hechos para que Newton anime a que su ley actúe.
El problema es que es sistemático.
El problema es.
Es sintomático que los partidos emergentes nazcan también con ese pecado original. Sintomático y desesperanzador. Desesperanzador porque parece entonces sistémico. El fallo puede ser el sistema. Y eso es grave.
Los dos partidos emergentes de moda:
PODEMOS lucha por justificar lo injustificable: la al menos falta de ética de su monedero con mayúscula, alguien que nos habla de los ricos y se indigna de ellos y de sus triquiñuelas, alguien que nos quiere moralizar y al que creo menos que a un cura con pistola.
CIUDADANOS no se despeina al decir que su Jordi Cañas (suyo antes suyo ahora) cometió un fraude fiscal a título personal y por lo tanto no se requiere su exclusión, solamente su paso a segunda fila.
El problema no es el monedero del monedero con mayúscula ni el del fraude a título personal del ciudadano (¿podríamos llamarles siendo muy considerados con ellos “corruptos no practicantes”?). El problema es que sus dirigentes ponen la mano en su fuego y dicen que no quema.
No, señores, este país necesita más honradez que siglas, más profundidad que escaparate, y si los nuevos empiezan así…

Conclusiones:
Todas las cúpulas políticas predican ejemplos pero consagran excepciones.
Pero, por otra parte, y como vengo defendiendo no todos los políticos son corruptos.
Por tanto la pregunta de interés es: ¿por qué las cúpulas políticas actúan así? ¿Puede que haya entramados de poder tan fuertes que sea imposible que tengan autonomía real en sus decisiones? Yo pienso que sí. Y suponer que sí es suponer que las cúpulas son muchas veces muñecos, títeres de una política más oscura, donde alguien siempre debe algo a alguien.

Pregunta absurda, ruego no se me tenga en consideración: Si hay títeres (cúpulas) que mueven títeres (nosotros) ¿podríamos hablar de meta-títeres?