domingo, 9 de enero de 2011

ILUSIÓN, FANATISMO y UTOPÍA. (1.Conceptos)

La ilusión y el fanatismo comparten, entre otras similitudes, la utopía. Antes de empezar digamos que no vale cualquier ilusión, antes de empezar digamos que no vale cualquier fanatismo. ¿Características fundamentales de cada una? La ilusión empuja, el fanatismo obceca y empuja.
La ilusión se integra en otros marcos de pensamientos, aprovecha de ellos lo aprovechable y además de manera no destructiva, no impone, aunque cuando brilla impera; la ilusión mientras existe es eterna, hasta que se desvanece. La ilusión da motivos a aquel que necesita motivos, da movimiento a la quietud, da poesía a las palabras.
El fanatismo sustituye marcos de pensamiento, a los que destruye o subyuga, impone e impera. Al ser fanático de una idea se enfrenta esa idea contra el resto de “todo”, se contrapone ese pensamiento al resto de realidades, se reconoce una realidad solamente univariable y definida; desde el fanatismo se descartan las incertidumbres y las paradojas del vivir, se torna en imposible lo no explicable con palabras, porque siempre se es fanático de algo concreto; se transige desde el desprecio, ya que todo enemigo es ilegítimo.
Fanatismo e ilusión comparten muchas características para ser conceptos tan abruptamente opuestos, parece incluso que el fanatismo puede asimilarse como una degeneración de la ilusión como concepto. Ambos pueden llegar a ser flechas vitales, indicadores de dirección, dando claro sentido al vivir; pero uno comparte mientras el otro destruye, uno es simbiosis y el otro depreda.
La utopía, en lo que respecta a lo hablado, no hace falta explicitarla, está ahí.
Sólo deseo: que las citas célebres que nos encandilan nos ilusionen, que los ejemplos vitales de personas, nuestros héroes, nos ilusionen, que tengamos la fortuna de ilusionarnos en los pequeños detalles, ya que llenan gran parte de nuestra vida. Y que no nos fanaticemos, que no seamos más papistas que el papa, ni más “cheístas” que el Ché