Aproximándonos a reduccionismos ideológicos ligados a la
orientación, podemos hacer una división topológica de nuestra realidad política,
las consabidas izquierdas y derechas.
Hoy únicamente van unas pocas percepciones propias (sin
obligación de relevancia) de mi experiencia y mi opinión sobre estos tópicos
agrupadores. Cuatro trazos:
1.
-
Verdad Verdadera de la Izquierda: Sin
trabajadores no hay sociedad
-
Verdad Verdadera de la Derecha: Sin empresas no
hay sociedad
2.
Diferencio
la gente “muy” de izquierdas/derechas, de la gente de extrema
izquierda/derecha. La diferencia es que en la extrema izquierda/derecha se aporta
un componente violento a la convicción política, sea cual sea. Adereza/adultera
las convicciones, las agresiviza. Para que me entiendan: un tonto es un tonto,
un extremo tonto es un tonto violento, por lo tanto, conviene separar lo no
sustancial de lo sustancial (y mi lógico escepticismo hacia los que profesan
esos extremos).
3.
Conozco
gente muy buena que es muy de derechas y gente muy buena que es muy de
izquierdas, ideológicamente opuestas (si aceptamos esa dicotomía de
pensamiento). La mayor diferencia que aprecio, en base a mi experiencia, es que
la gente muy de izquierdas es gente muy activa en la sociedad, muy implicada en
movimientos sociales (que per se no
son propiedad de nadie), en el querer cambiar las cosas a través de la acción
consciente, y por el contrario, la gente muy de derechas es menos activa en
estos campos (menos activa no es ausente), abanderan menos ilusión, tienen
menos esperanza en su poder para cambiar las cosas, limitan la corrección a su
persona, lo cual, no se me entienda mal, no quiero decir que sea malo,
simplemente que es. Como todo, con gozosas excepciones.
4.
Ambas, izquierda y derecha,
difieren a veces en la estimación del calado de las medidas a tomar. Si
excluimos la maldad solo nos queda una alternancia en la inoperancia. Más en algunos casos, ya hablando sólo de un lado, como el de la
sanidad.