lunes, 31 de diciembre de 2018

Utopía

Ojalá la utopía ilumine el camino de aquellos que viven acuciados por la realidad, que aquellos que, por elección o situación, están obligados a vivir una lucha cruda con el día a día, tengan un lugar para creer. Aquellos más pragmáticos deben elevar la vista al cielo y mirar una estrella, o una luna, antes de seguir la luna, la estrella o su camino.
Ojalá que la realidad invada también a los utópicos, que vean los lamentos de un mundo que contiene todo, y que de alguna forma bajen a verlo, perderán la pureza del blanco y encontrarán el gris, pero los necesitamos también abajo.
Ojalá nadie interpretara vida y personas como números y sumas. Ojalá nadie interpretara vida y personas como un poema vacío. 

viernes, 21 de diciembre de 2018

Política líquida

Escuché hace poco la idea, y me gustó, hablaban de los partidos políticos "líquidos", que se adaptan a las circunstancias del momento. Comparto esa nomenclatura, frente a los partidos "sólidos" o "rígidos", con ideales más claros pero con menos capacidad de cambiar. Para mí todo va unido al paradigma de twitter, del estilo: "si no puedes explicarlo en pocas frases no merece la pena", simplificamos el mundo, nos simplificamos nosotros, en algunos niveles, y la complejidad y las contradicciones las procesamos de otra forma, hoy día hay demasiada información, una relativa transparencia, la opacidad es sospechosa, por eso un partido político líquido presenta grandes ventajas, no tiene que ocultar sus contradicciones, solamente asumirlas y mostrarlas, sin orgullo pero sin vergüenza. La espiral es peligrosa, estamos banalizando los significados y flirteando con una inquietante anomia, es decir, ausencia de normas, un guiño a un "todo vale" que equivale a un "nada importa".

¿Realidad?


Algo intuitivamente sencillo como percibir la realidad, puede entrañar más complejidad de lo previsto.
¿Necesitamos políticos con visión de Estado que no vean al individuo sino al conjunto? ¿O políticos que construyan su acción desde la percepción humanista del individuo? Esta división conceptual básica encuentra su expresión en el sistema bicameral, común a casi todas las democracias, donde una de las cámaras se preocupa del conjunto y la otra incorpora el sentido territorial y local. En la práctica, en nuestro caso, hay una fuerte alineación política que difumina este útil doble sentido. Alineamos todo en una línea izquierda-derecha, desde donde mostramos nuestros orgullos y nuestras fobias, y esa realidad rige sobre demasiadas otras. En ocasiones, como la actual, con nuestra cuestión catalana, se produce una nueva realineación, y la antigua izquierda-derecha se convierte en independentistas-no independentistas, reconfigurando la percepción del mundo (izquierdas y derechas se unen en esta nueva forma de división para formar nuevos bandos). Y lo peligroso y recalcable de esto es que a veces perdemos la conciencia de que vivimos un paradigma de realidad concreto, que excluye otras concepciones del mundo, y de igual forma que el pez olvida el agua en que vive, nosotros olvidamos ser críticos con el paradigma de realidad. Y, por dar un ejemplo, poner toda la carne en el asador con el independentismo hace que para muchos no exista otra realidad distinta a aquellas relacionadas con ese tema, todo se reinterpreta desde esa óptica, desdeñando aquellos aspectos no relacionados directamente, con lo, que en este caso, los grandes olvidados son las personas, a muchos niveles no trabajados ni luchados dentro del eterno objetivo de dar una vida mejor a más gente. Y esto que muchos, desde fuera de Cataluña, vemos un poco desde lejos, nos debería avisar de que debemos aplicar ese rigor para fijarnos en qué agua vivimos, para conocer qué "realidad" estamos acostumbrados a ver, una realidad donde se dicen cosas y se ignoran más, una realidad machacona en conceptos sencillos, un conjunto de lemas que vienen a servir como los axiomas de un teorema, y con todo vivimos un "algo" siempre imperfecto y lo llamamos "realidad". Y en la medida que aprendamos a ser críticos con aquello que nos rodea y a evitar alienarnos, podremos aspirar a escapar de las grandes corrientes políticas (en el sentido de flujo desbordante) que marcan una agenda política concreta que por mucho que perjuren nunca definirán con precisión todo lo real.