lunes, 10 de octubre de 2016

Partido en propiedad

Me surgen preguntas que podrían parecer obvias pero que, vista la realidad política que vivimos, no son baladí. ¿De quién es un partido político?
-          ¿De los militantes?
-          ¿De los votantes?
-          ¿Del aparato del partido / estructura?
-          ¿De todos/nadie?
En la práctica estamos viendo que los partidos son de sus dirigentes, capaces de convocar o no a sus militantes de acuerdo a los intereses perseguidos, de agarrarse a sus estatutos aunque estos ardan si así les conviene, o de hacer un avión de papel con ellos, según el viento que corra…
¿El criterio de los órganos del partido es más cualificado que el de los militantes/votantes? ¿Tiene sentido o tienen derecho a ejercer esa supremacía ideológica? ¿Podrían regularse estas “injerencias” orgánicas para responder a un modelo participativo más real? ¿Hasta qué punto podríamos acercarnos a ello sin trabar demasiado la funcionalidad? Recordemos el siglo en que vivimos, el tele-voto, por ejemplo, tampoco nos insisten con eso, ¿no? Deben pesar más las estructuras creadas, con sus dineros, sus sillones y sus expectativas de status quo, más que los ideales, tan blanditos.

Quizás por eso todo se reduzca a un tema de poder, el anillo único y esas cosas…