sábado, 20 de abril de 2024

Política y entropía

El enfoque es muy sencillo: la vida tiende a la entropía, y hay quien se afana, en algunos momentos, a recuperar el orden que se desvanece sin pausa. Cualquiera en una casa con niños lo entiende, puedes recoger en cualquier momento para ver que, después del orden, siempre vuelve el caos. El equilibrio, si llega, lo da nuestro trabajo. La fuerza es la entropía, el contrapeso, nosotros.

Así, sin más, debiera ser el hacer político. La sociedad tiende a la entropía de la misma forma que el orden no surge solo: hay que mimarlo, quererlo, buscarlo, trabajarlo, perseguirlo. Y cierto, algún hacer estará teñido por ideología o adoctrinamiento, pero no cabe duda que la dirección que debieran seguir no deja de ser clara; todo sucumbe al tiempo, a la negligencia y al inmovilismo. Necesitamos fuerza activa que invierta su energía en invertir el desorden que tiende a invadirnos como la mala hierba. Siempre habrá trabajo para generar, para tejer, para arreglar, para cultivar. Exhaustos deberían llegar a sus camas por la noche.

Pero parece que algunos embrollan y enmarañan, estrategas profesionales que mienten y desmienten, que juegan a otro juego que no es el de crear paz.