jueves, 11 de diciembre de 2014

PODEMOS poder: y de repente... un extraño

Vivimos una política nacional inmersa en una fuerte marejada, partículas en movimiento que agrupadas susurran convulsión. Y dentro de eso me sorprende la futurología que se ha asentado entre los predictores pátridos y apátridos. (Dicen que) Cualquier acción u omisión puede desembocar para algunos en mares o despachos, en quimeras o traiciones. Lo mejor para algunos es que entre tantas teorías alguna se realificará a posteriori.
Por eso es necesario establecer un mapa, ubicarse, saber dónde estamos.
Resumiendo orígenes:
-          Por coyunturas nacionales y mundiales nació nuestra malquerida Crisis
-          La Crisis escupió pobreza por doquier
-          La opulencia perversa de algunos chocó con los hambrientos acróbatas del fin de mes
-          La revulsión política procede de la revulsión social
-          Dentro de la revulsión política, PODEMOS es al Mentos lo que España a la Coca-Cola.
Y de repente… un extraño.

Consecuencias:
-          Solamente por estar, PODEMOS ha cambiado el escenario político:
o   Unos, los que ningunearon, juegan ahora
§  a conjurar el miedo
§  a decir que 3 son multitud
§  a ser decentes (es un juego)
o   Casi todos los demás (las izquierdas) juegan ahora a ser los más guays de la clase a la vez que intentan diferenciarse, llamando un poco al miedo, un poco al consenso, un poco a Sálvame…
o   Todos, salvo los nuevos, buscan con desesperación estrategias que minimicen los daños ya recibidos en la intención de voto
-          Los nuevos sólo por (de repente) existir han influido positivamente. Ahora todos ponen saliva en su mano y repeinan su pelo, todos con sospechoso apremio zurcen sus raídas vestimentas, principalmente las partes que más se ven (nunca olvidemos que en política la apariencia viste siempre mucho).
-          ¿Pero qué hay de los nuevos? ¿Qué son? Son:
o   Un compendio de buenas voluntades.
o   Un cauce para el descontento desbordado
o   Un ente sorprendido por su éxito
o   Un grupo de estrategas que tienen el objetivo principal de alcanzar el poder
o   Un grupo de estrategas que van a estirar su discurso inicial hasta el punto óptimo (por ejemplo, si tienen ahora que renegar de Venezuela y abrazar la social-democracia nórdica, lo harán, no les va a costar hacer giros dialécticos)
o   Un grupo de estrategas que pueden llegar a anteponer la estrategia al humanismo con que les defendí.
o   Un partido de un pequeño grupo de gente, no de todos, como nos venden. Se han encargado de ello.
o   Un partido guiado por un líder carismático
o   Para mí una incógnita. Ahora no les daría el poder, necesitan un plazo más largo para definirse, en lo bueno y en lo malo.

Con todo, hay un único tema que me surge en referencia a ellos. ¿Son más de lo mismo? Ya les he visto defender lo indefendible. Cierto es que no es lo mismo un rosario de ladrones sistemáticos (¿sistémicos?) afincados en la política y que han robado decenas, cientos o miles de millones, no es lo mismo que un becario que nos engaña con su beca. Lo malo es que hay un punto común en el que Todos defienden incondicionalmente a los suyos, todos dicen que es una campaña contra ellos, etc. La pregunta es ¿son diferentes o es una cuestión de escala? Es decir, si alcanzan el poder y uno de los suyos tiene un presunto entramado delictivo, ¿van a continuar con defensas férreas? Los tenía por más decentes hasta el momento en que su primer Errejón les ha mantenido demasiado unidos. ¿Dónde están las bases?

Por acabar la ubicación, como resumen: PODEMOS ha influido muy positivamente en el panorama político, pero PODEMOS todavía tiene que demostrar todo, y pequeñas sombras ya tienen. Sigue dependiendo enteramente de ellos, por ahora. Como negativo: no es bueno observar destellos de petulancia entre sus líderes.


Queda pendiente un tema, quizás para otro día. ¿Es viable el futuro que promete PODEMOS? ¿Hay algo de real en el miedo que otros nos infunden sobre ellos? Porque si algo tengo claro hasta ahora es que su existencia donde ahora mismo están es beneficiosa para la sociedad, pero su presencia en el poder no tiene por qué ser necesariamente beneficiosa.