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viernes, 21 de diciembre de 2018

¿Realidad?


Algo intuitivamente sencillo como percibir la realidad, puede entrañar más complejidad de lo previsto.
¿Necesitamos políticos con visión de Estado que no vean al individuo sino al conjunto? ¿O políticos que construyan su acción desde la percepción humanista del individuo? Esta división conceptual básica encuentra su expresión en el sistema bicameral, común a casi todas las democracias, donde una de las cámaras se preocupa del conjunto y la otra incorpora el sentido territorial y local. En la práctica, en nuestro caso, hay una fuerte alineación política que difumina este útil doble sentido. Alineamos todo en una línea izquierda-derecha, desde donde mostramos nuestros orgullos y nuestras fobias, y esa realidad rige sobre demasiadas otras. En ocasiones, como la actual, con nuestra cuestión catalana, se produce una nueva realineación, y la antigua izquierda-derecha se convierte en independentistas-no independentistas, reconfigurando la percepción del mundo (izquierdas y derechas se unen en esta nueva forma de división para formar nuevos bandos). Y lo peligroso y recalcable de esto es que a veces perdemos la conciencia de que vivimos un paradigma de realidad concreto, que excluye otras concepciones del mundo, y de igual forma que el pez olvida el agua en que vive, nosotros olvidamos ser críticos con el paradigma de realidad. Y, por dar un ejemplo, poner toda la carne en el asador con el independentismo hace que para muchos no exista otra realidad distinta a aquellas relacionadas con ese tema, todo se reinterpreta desde esa óptica, desdeñando aquellos aspectos no relacionados directamente, con lo, que en este caso, los grandes olvidados son las personas, a muchos niveles no trabajados ni luchados dentro del eterno objetivo de dar una vida mejor a más gente. Y esto que muchos, desde fuera de Cataluña, vemos un poco desde lejos, nos debería avisar de que debemos aplicar ese rigor para fijarnos en qué agua vivimos, para conocer qué "realidad" estamos acostumbrados a ver, una realidad donde se dicen cosas y se ignoran más, una realidad machacona en conceptos sencillos, un conjunto de lemas que vienen a servir como los axiomas de un teorema, y con todo vivimos un "algo" siempre imperfecto y lo llamamos "realidad". Y en la medida que aprendamos a ser críticos con aquello que nos rodea y a evitar alienarnos, podremos aspirar a escapar de las grandes corrientes políticas (en el sentido de flujo desbordante) que marcan una agenda política concreta que por mucho que perjuren nunca definirán con precisión todo lo real.

martes, 26 de septiembre de 2017

Banderas

Decía Jorge Drexler que vale más cualquier quimera que un trozo de tela triste, y no he podido estar más de acuerdo desde que tengo uso esporádico de razón. Más allá de eventos deportivos nunca me ha enorgullecido ver exhibida la bandera de mi país, no tengo para ella ni un especial aprecio ni un especial desprecio, mostraba un asunto identitario y ya.
Pero en estos días en los que veo a otros efluviando su alma a través de la senyera o la estelada (ellos, que ven quimera donde yo veo bandera) pienso en esa tela como canalizador de sentimientos territoriales. En nuestro caso, España, hemos asistido a un doble proceso: apropiación del emblema nacional por los partidos de derecha, y una dejadez con sabor a consentimiento por parte de la izquierda, adicta a ese aroma republicano, y nos encontramos hoy, cuestionados en nuestro territorio, sin una combinación de colores que nos pueda unir a todos.

No sé lo que nos depararán estos nacionalismos sordos, pero sí estaría bonito recuperar nuestro emblema de país, porque parece ser que tiene más significado y sobre todo función de lo que el gran Drexler pudo intuir.

jueves, 11 de diciembre de 2014

PODEMOS poder: y de repente... un extraño

Vivimos una política nacional inmersa en una fuerte marejada, partículas en movimiento que agrupadas susurran convulsión. Y dentro de eso me sorprende la futurología que se ha asentado entre los predictores pátridos y apátridos. (Dicen que) Cualquier acción u omisión puede desembocar para algunos en mares o despachos, en quimeras o traiciones. Lo mejor para algunos es que entre tantas teorías alguna se realificará a posteriori.
Por eso es necesario establecer un mapa, ubicarse, saber dónde estamos.
Resumiendo orígenes:
-          Por coyunturas nacionales y mundiales nació nuestra malquerida Crisis
-          La Crisis escupió pobreza por doquier
-          La opulencia perversa de algunos chocó con los hambrientos acróbatas del fin de mes
-          La revulsión política procede de la revulsión social
-          Dentro de la revulsión política, PODEMOS es al Mentos lo que España a la Coca-Cola.
Y de repente… un extraño.

Consecuencias:
-          Solamente por estar, PODEMOS ha cambiado el escenario político:
o   Unos, los que ningunearon, juegan ahora
§  a conjurar el miedo
§  a decir que 3 son multitud
§  a ser decentes (es un juego)
o   Casi todos los demás (las izquierdas) juegan ahora a ser los más guays de la clase a la vez que intentan diferenciarse, llamando un poco al miedo, un poco al consenso, un poco a Sálvame…
o   Todos, salvo los nuevos, buscan con desesperación estrategias que minimicen los daños ya recibidos en la intención de voto
-          Los nuevos sólo por (de repente) existir han influido positivamente. Ahora todos ponen saliva en su mano y repeinan su pelo, todos con sospechoso apremio zurcen sus raídas vestimentas, principalmente las partes que más se ven (nunca olvidemos que en política la apariencia viste siempre mucho).
-          ¿Pero qué hay de los nuevos? ¿Qué son? Son:
o   Un compendio de buenas voluntades.
o   Un cauce para el descontento desbordado
o   Un ente sorprendido por su éxito
o   Un grupo de estrategas que tienen el objetivo principal de alcanzar el poder
o   Un grupo de estrategas que van a estirar su discurso inicial hasta el punto óptimo (por ejemplo, si tienen ahora que renegar de Venezuela y abrazar la social-democracia nórdica, lo harán, no les va a costar hacer giros dialécticos)
o   Un grupo de estrategas que pueden llegar a anteponer la estrategia al humanismo con que les defendí.
o   Un partido de un pequeño grupo de gente, no de todos, como nos venden. Se han encargado de ello.
o   Un partido guiado por un líder carismático
o   Para mí una incógnita. Ahora no les daría el poder, necesitan un plazo más largo para definirse, en lo bueno y en lo malo.

Con todo, hay un único tema que me surge en referencia a ellos. ¿Son más de lo mismo? Ya les he visto defender lo indefendible. Cierto es que no es lo mismo un rosario de ladrones sistemáticos (¿sistémicos?) afincados en la política y que han robado decenas, cientos o miles de millones, no es lo mismo que un becario que nos engaña con su beca. Lo malo es que hay un punto común en el que Todos defienden incondicionalmente a los suyos, todos dicen que es una campaña contra ellos, etc. La pregunta es ¿son diferentes o es una cuestión de escala? Es decir, si alcanzan el poder y uno de los suyos tiene un presunto entramado delictivo, ¿van a continuar con defensas férreas? Los tenía por más decentes hasta el momento en que su primer Errejón les ha mantenido demasiado unidos. ¿Dónde están las bases?

Por acabar la ubicación, como resumen: PODEMOS ha influido muy positivamente en el panorama político, pero PODEMOS todavía tiene que demostrar todo, y pequeñas sombras ya tienen. Sigue dependiendo enteramente de ellos, por ahora. Como negativo: no es bueno observar destellos de petulancia entre sus líderes.


Queda pendiente un tema, quizás para otro día. ¿Es viable el futuro que promete PODEMOS? ¿Hay algo de real en el miedo que otros nos infunden sobre ellos? Porque si algo tengo claro hasta ahora es que su existencia donde ahora mismo están es beneficiosa para la sociedad, pero su presencia en el poder no tiene por qué ser necesariamente beneficiosa.

jueves, 19 de diciembre de 2013

De izquierdas y derechas



Aproximándonos a reduccionismos ideológicos ligados a la orientación, podemos hacer una división topológica de nuestra realidad política, las consabidas izquierdas y derechas.
Hoy únicamente van unas pocas percepciones propias (sin obligación de relevancia) de mi experiencia y mi opinión sobre estos tópicos agrupadores. Cuatro trazos:

1.
-                                       Verdad Verdadera de la Izquierda: Sin trabajadores no hay sociedad
-                                       Verdad Verdadera de la Derecha: Sin empresas no hay sociedad 

2.
                Diferencio la gente “muy” de izquierdas/derechas, de la gente de extrema izquierda/derecha. La diferencia es que en la extrema izquierda/derecha se aporta un componente violento a la convicción política, sea cual sea. Adereza/adultera las convicciones, las agresiviza. Para que me entiendan: un tonto es un tonto, un extremo tonto es un tonto violento, por lo tanto, conviene separar lo no sustancial de lo sustancial (y mi lógico escepticismo hacia los que profesan esos extremos).

3.
                Conozco gente muy buena que es muy de derechas y gente muy buena que es muy de izquierdas, ideológicamente opuestas (si aceptamos esa dicotomía de pensamiento). La mayor diferencia que aprecio, en base a mi experiencia, es que la gente muy de izquierdas es gente muy activa en la sociedad, muy implicada en movimientos sociales (que per se no son propiedad de nadie), en el querer cambiar las cosas a través de la acción consciente, y por el contrario, la gente muy de derechas es menos activa en estos campos (menos activa no es ausente), abanderan menos ilusión, tienen menos esperanza en su poder para cambiar las cosas, limitan la corrección a su persona, lo cual, no se me entienda mal, no quiero decir que sea malo, simplemente que es. Como todo, con gozosas excepciones.

4.
                Ambas, izquierda y derecha, difieren a veces en la estimación del calado de las medidas a tomar. Si excluimos la maldad solo nos queda una alternancia en la inoperancia. Más en algunos casos, ya hablando sólo de un lado, como el de la sanidad.