jueves, 4 de agosto de 2011

15-M reflexiones

Hablando del 15-M se podrían y se van a escribir libros. El tema recoge una amplitud de ideas y análisis que escapan a cualquier resumen. Solamente unos esbozos:
- ¿Es un movimiento político el 15-M? Claramente sí, fuera de los cauces habituales pero sí, es una forma de reivindicación de otra política, ajena a los estándares habituales.
- ¿Servirá para algo el 15-M? El movimiento sigue, y por tanto es incompleta cualquier evaluación a día de hoy. Pero ya ha servido. Ha servido para des-oxidar la ilusión (a través de la indignación) para reivindicar el movimiento como origen del cambio, ha servido para recordar que no hemos olvidado las utopías. Los individuos estamos biológicamente vivos, pero a nivel de sociedad el 15-M recuerda que los ciudadanos estamos socialmente vivos.
- ¿Representan al conjunto de la sociedad? Con usos tendenciosos se afirma que al fin y al cabo, aun siendo miles, son pocos comparados con (como dijo una vez un político) la “mayoría silenciosa que no se manifiesta”; lo cual es una aproximación intencionadamente errónea. Esta movilización cuasi-permanente de miles de personas reflejan un amplio sentir. ¿Qué es lo último que interesa a estos políticos ciegos? Constatar mediante alguna encuesta el grado de aceptación social que tiene el 15-M, quizás les asuste ver escrito que por cada uno que sale hay 100 que no salen y lo apoyan. El no hacer un estudio de este tipo contribuye a desinformarnos y a hacernos creer menos fuertes. Pero todo apunta a que el movimiento tiene una amplia acogida social.
- ¿Qué deberían hacer en el 15-M para lograr cosas? Ya están logrando cosas. Pautas para influir más: huir de abstracciones, presentar propuestas concretas, mantenerse despolitizados respecto a la política habitual (perderá fuerza si lo reducimos a la izquierda de esa disfuncional dicotomía izquierda-derecha), gestionar las fuerzas con repuntes y descansos, invertir fuerza en coordinarse siempre y más.
- ¿Es lícito ocupar las plazas? El movimiento se desarrolla desde la resistencia pacífica (aunque haya quien viole este principio), y las plazas son espacios públicos, tomar una plaza en estos términos es llamar socialmente a la vida, juntarse gente que aspira a mejorar la sociedad, intentando no provocar perjuicio a nadie, ¿qué hay mejor que eso? Molesta porque atenta simbólicamente contra el trasnochado orden imperante, recuerda que hay cosas en el sistema que no funcionan y de las que no se hablan. Ocupar la calle. Es bonito, puede ser el principio de algo.
- ¿Ocasionan perjuicios a los comerciantes? No más que las eternas obras que asolaron SOL. No más que la policía, que ha tomado recientemente la plaza de SOL. Pero también esos miles de personas quizás compren una botella de agua, o algo de comida, o lo que sea. Al argumento se le puede dar la vuelta. Por tanto es un argumento demagógico. Si ese es todo el mal que provoca el 15-M parece que está yendo todo bastante bien. Los sueldos vitalicios de algunos políticos restan mi renta real, me perjudican. Que Telefónica con beneficios record ejecute un ERE me perjudica, hay más parados que tiran del sistema hacia abajo, me perjudica esa gran empresa por su forma de proceder. Y podría ser una larga lista.
- ¿Cuáles deberían ser las reivindicaciones más importantes? Yo pondría las primeras aquellas que fueran capaces de autoregular el sistema hacia un sitio mejor: mejoraría el sistema si se exigiera una transparencia atroz de las cuentas a todos los niveles políticos, si se castigara sin contemplaciones la corrupción, si se abriera un debate sobre la ley electoral. Este tipo de cosas cambiaría las normas del juego, y darían pie para acometer otras reformas igual o más importantes. Es una cuestión de orden y estrategia.

El 15-M es un sueño con jirones de realidad de una sociedad que se mueve.