jueves, 22 de octubre de 2015

La sencillez de Ángela

Esto es una oda a la sencillez.
Cualquier idea en política puede ser expresada de forma sencilla... si se quiere.
Y si no se expresa de forma sencilla... es que no se quiere.

Mi hija ha reducido el mundo entero a cuatro palabras, con las cuales puede relacionarse; sus cuatro primeras palabras que ahora mismo conforman su completo. Y cumplen. Son estas:
- Mamá: sirve para llamar a su madre, a su padre o a cualquiera que esté cerca, también vale para reclamar atención en general.
- Agua: entiende el aspecto fundamental del agua, le dedica una de las cuatro palabras a expresar su sensación de sed.
- Más: existen cosas o situaciones de las que necesitamos (o queremos) más, y si no dependen de nosotros tenemos que pedirlas.
- No: lo curioso es que nunca aprenden antes el "sí", no lo necesitan. En cambio el "no" es fundamental. Si todo va bien no se requiere para nada el "sí", y si algo no convence es indispensable el "no".

Este es su mundo lingüístico y es un sistema completo de comunicación.

¿Alguien podrá afirmar que un político formado y con estudios no será capaz de expresar con claridad sus ideas? Claro que puede. ¿Por qué nuestra estirpe política actual no lo hace? ¿Por qué prefieren cultivar el ladino arte de la evasiva? Desmerecemos nuestra valía como sociedad al no exigirlo.

martes, 25 de agosto de 2015

Palabras

Empecemos por el final: las palabras hace mucho que dejaron de ser espejos para ser instrumentos, orientadas siempre por un propósito. Es ya ADN social. La palabra ha pasado de transmitir pensamientos a transmitir intenciones. Tenemos que entender entonces el contexto que habitamos jalonado antes de apariencia que de literalidad.
Los políticos hablan, Dios les dio lengua, y cuando hablan tienen una intención, diferente en cada caso: suelen querer quedar bien y conectar con sus potenciales votantes; suelen querer atacar - desdeñar, a sus contrincantes; suelen mostrarse decorosos frente a lo ilegal; suelen guardar las formas, y no me refiero a los triángulos y a los cuadrados, me refiero a que constantemente intentan conservar una proyección de su ser, como un holograma; acostumbran a dar rodeos lingüísticos para no hollar ciertos tabúes; suelen también ser condescendientes (ellos prefieren pensarse respetuosos); y tienen la costumbre de respetar los protocolos. Para todo ello utilizan palabras: las modulan, las empacan, las atrezzan, y las lanzan a nuestros oídos, que reciben casi la leve forma de la fragancia de media sonrisa desde donde partieron. Suenan muchas veces falsas si las pensamos como palabras. Debemos entenderlas no como sucesiones de letras, sino como intenciones. Ellos han profesionalizado esta enorme perversión del lenguaje a la que la sociedad, a otro nivel, no es ni mucho menos ajena.

Por estos pensamientos extraños míos me cuesta vibrar con cualquier discurso, me cuesta creer cualquier palabra, quiero entender siempre lo que se dice como la tarjeta de visita de lo que se hace. Por eso los miro como las tortugas miran el mar: despacio.

martes, 23 de junio de 2015

Demagogia

Dejadme utilizar hoy un poco de demagogia, un poquito, y al menos lo admito.
Diré que si hoy un sintecho de Madrid siente un hilo de esperanza (en el buen sentido de la palabra) por este cambio político, quizás solamente por eso haya merecido la pena.

Y sabemos que antes llegaron Lulas a Brasil u Obamas a los States que prometieron más de lo que pudieron. Aunque la esperanza se fragmente siempre quedan pedacitos bonitos.

jueves, 14 de mayo de 2015

Campañas electorales

Estamos en campaña, tiempo siempre de esperanza y de futuro, la navidad de los demócratas, y de propósitos de año nuevo. Estaría bien una alter-campaña regida por otras normas, tan diferentes…
  • -          Podríamos proponer el eslogan: “Una promesa un responsable” donde ligaríamos cada promesa electoral a un responsable subsidiario, una persona de la cúpula de la formación que se hiciera responsable de los términos en que se detalla la promesa. ¿Si no se cumple? Si no se cumple al menos el responsable quedaría inhabilitado por un tiempo. Con eso conseguiríamos un mayor detalle de los términos reales de lo propuesto y evitaríamos el “todo vale” para conseguir un voto
  • -          De igual forma que en la televisión ya no puede salir gente fumando, propongo que no puedan salir políticos en los medios vaticinando futuros; escuchándolos a veces parece que alternamos entre “Un mundo feliz” y “La guerra de los mundos”, esperanza y apocalipsis, siempre “yo” lo primero y ellos lo segundo.
  • -          Deberán hacer grande la letra pequeña de sus discursos, siempre la hay.
  • -          Se prohibiría la ridiculización pública de adversarios políticos así como cualquier menosprecio implícito, si quieren lograr la comunión o el éxtasis con sus simpatizantes que estrujen su materia gris hacia algo más constructivo. Arengas las justas.
  • -          Prohibiría la respuesta del “y ellos más” (o “y ellos también”) ante cualquier pregunta. Algo (presuntamente) malo de otros nunca excusará algo malo nuestro.
  • -          En campaña ellos proliferan en los medios, ciertamente deben comunicar sus propuestas. Pues bien, sería necesario que contestaran a las preguntas con claridad y certeza. Las evasivas obviamente prohibidas, aunque muchos vivan de ellas. De igual forma que tenemos derecho a preguntar tendríamos que tener derecho a ser respondidos en términos precisos y no esquivos. Eso también es transparencia.
  • -          Haría un registro de las asociaciones y colectivos que son contactados / visitados por los candidatos, que al fin y al cabo son ciudadanos que son escuchados por políticos que aspiran a un cargo. Y sin han sido escuchados antes de emitir su voto entiendo que también tienen derecho a seguir siendo escuchados una vez emitido su voto (a no ser que la visita solamente tuviera la intención de conseguir votos). Por tanto obligaría a incluir en su agenda en años sucesivos al menos ese nivel de contacto con los ciudadanos y los diferentes colectivos.
  • -          Además de debates yo pondría “exámenes de hemeroteca” donde, regidos por los mismos principios de claridad en la respuesta, cada político sería cuestionado por sus propias declaraciones.
  • Sería curioso tener una campaña orientada así.


jueves, 5 de marzo de 2015

Ética y Política

No puedo evitarlo, hoy al escribir esto somos, una vez más, nosotros y ellos, separados.
Ellos hablan de la ética y de la política, pero no hablan de la “ética de la política”. Ellos, por la triste cuenta que les trae, se esfuerzan por separar ambos conceptos.
Creo, sin poder demostrarlo, que sus manzanas se pudren más que las nuestras. Y lo creo porque el poder hace al político lo que el anillo a Frodo, solo que ellos no son Frodo, ellos tienen los pies más pequeños, como su decencia.
Y el problema, nunca perdamos lo global, el problema nunca será que haya manzanas podridas, aunque ello tengan más, el problema es lo que hacen, o no hacen con sus manzanas podridas. Yo cuando encuentro una en mi nevera la tiro, me huele mal aunque no huela, y si está cerca de otras yo, como amo y señor del frigorífico, preventivamente la separo antes incluso de pensarlo.
El problema es que ellos se resisten sistemáticamente a tirar sus manzanas podridas, aunque ocasionalmente se desprendan de alguna, ya tiene que haber (fuerza de la) gravedad en los hechos para que Newton anime a que su ley actúe.
El problema es que es sistemático.
El problema es.
Es sintomático que los partidos emergentes nazcan también con ese pecado original. Sintomático y desesperanzador. Desesperanzador porque parece entonces sistémico. El fallo puede ser el sistema. Y eso es grave.
Los dos partidos emergentes de moda:
PODEMOS lucha por justificar lo injustificable: la al menos falta de ética de su monedero con mayúscula, alguien que nos habla de los ricos y se indigna de ellos y de sus triquiñuelas, alguien que nos quiere moralizar y al que creo menos que a un cura con pistola.
CIUDADANOS no se despeina al decir que su Jordi Cañas (suyo antes suyo ahora) cometió un fraude fiscal a título personal y por lo tanto no se requiere su exclusión, solamente su paso a segunda fila.
El problema no es el monedero del monedero con mayúscula ni el del fraude a título personal del ciudadano (¿podríamos llamarles siendo muy considerados con ellos “corruptos no practicantes”?). El problema es que sus dirigentes ponen la mano en su fuego y dicen que no quema.
No, señores, este país necesita más honradez que siglas, más profundidad que escaparate, y si los nuevos empiezan así…

Conclusiones:
Todas las cúpulas políticas predican ejemplos pero consagran excepciones.
Pero, por otra parte, y como vengo defendiendo no todos los políticos son corruptos.
Por tanto la pregunta de interés es: ¿por qué las cúpulas políticas actúan así? ¿Puede que haya entramados de poder tan fuertes que sea imposible que tengan autonomía real en sus decisiones? Yo pienso que sí. Y suponer que sí es suponer que las cúpulas son muchas veces muñecos, títeres de una política más oscura, donde alguien siempre debe algo a alguien.

Pregunta absurda, ruego no se me tenga en consideración: Si hay títeres (cúpulas) que mueven títeres (nosotros) ¿podríamos hablar de meta-títeres?