miércoles, 26 de abril de 2023

Primer día de cole

Da igual que lo haya vivido ya más veces. El primer día de cole de mi pequeño es un día especial, tan pequeño, y con su uniforme, primera vez que se lo pone. Vuelan las fotos, enviándolas a los abuelos y a gente cercana. Le queda tan bien... le hace mayor, ya como sus hermanos. No aprendo que esa novedad que fotografío va a ser la tónica general a partir de ahora. La foto que ahora veo con un aura de grandiosa frescura es la nueva realidad. Un mes después miraré la foto y en mis ojos no habitará esa tierna sorpresa, más bien una habitualidad apuntalada con la lenta reiteración de los minutos.

¿Y qué es aquello que no acabo de aprender? Que la novedad sorprende, claro, casi por definición. Pero que el día después, la novedad ya ha perdido parte de su brillo, y ya no requiere con tanta ansia mi atención... y que dos días después quizás ni me moleste en mirarla.

Esto la gente que se dedica a tratar con la gente lo sabe, juegan con ello y juegan con nosotros. Dos días después perdemos la atención y diluimos el enfado: seguimos siendo un poco rebaño, y como tal se nos pastorea.

Leamos, opinemos, discrepemos, desconfiemos. Derroquemos la posverdad.