sábado, 13 de diciembre de 2025

El nudo de lo viral

Las novelas todavía se ajustan a ello, pero fuera de ellas queda lejos la sucesión de "planteamiento, nudo y desenlace". Hoy, en muchos ámbitos, comenzamos por el desenlace, luego, con suerte, algo del planteamiento, y habitualmente, nada del nudo. Mensajes sencillos y directos, vale más lanzarlos que argumentarlos; lo que no es rápido es lento, y lo lento se hunde pesado en alguna dimensión lejana a nosotros.

Fuera queda la hermosura del nudo, esa parte en que se contraponen los argumentos, las realidades y las percepciones, aquello que nos sume en una breve contradicción, pero que se solventa con el desenlace, tan soleado. Se activa el pensamiento, como en el proceso de la "tesis, antítesis y síntesis", algo menos, quizás, pero el desenlace y la síntesis son la solución a un problema que se había planteado. 

Si nos cuentan la solución directamente no hay forma de entender el problema. Queda un mensaje sin contexto, una consigna. Y las consignas llaman a que no pensemos. Llaman a aborregarnos, al seguidismo, a algo más conducible, más pastoreable.

Pensemos ahora en Instagram, o en Tik Tok, Facebook o Youtube. Se basan en lo inmediato, llamémoslo shorts al estilo youtubiano. Empezamos por el final, por la sorpresa, por el colofón. El resto sobra. 

Esto es un modo de pensamiento, y mucho de lo que hay se adapta a ello. Ganamos en rapidez, perdemos en pensamiento.

La política se sube al carro, va con sus intereses, la mala política, digo, pero la que, por desgracia, impera. Abundan los mensajes cortos y los tuits Lo viral tiene más recorrido que el pensamiento crítico.

Pensemos, porque si no lo hacemos como especie dejaremos ahí un espacio que rápidamente será ocupado por nuevas formas de inteligencia, basadas en el silicio, lejos de la calidez que a veces encontramos en el carbono.

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