Tenemos un problema con la izquierda en España.
Han premiado con el premio Nobel de la Paz a María Corina Machado, la cual puede gustar a algunos mucho, poco o nada. Hay un contexto político en el cual muchos pueden (incluso quieren) posicionarse. El "presidente" Maduro legitimó su cargo gracias a un (reconocido internacionalmente) "pucherazo" electoral. Es decir, una persona se ha alzado ilegítimamente como representante de un país. Perpetúa con ello un régimen de izquierdas en el que o eres afín o eres disidente. Lo segundo implica un peligro intrínseco. Hay gente que lucha y se organiza contra ello, intenta reinstaurar una libertad que parece que no existe, de la mano del imperialismo, del consumismo y de todo lo que quieras, no exento lo que viene de sus propias maldades, pero algo, al fin y al cabo, legítimo en su propuesta. Nosotros vivimos en esa matriz capitalista y ni Pablo Iglesias, ni Ione Belarra ni Manu Pineda vomitan. María Corina Machado ha luchado contra ese régimen opresivo de Maduro y ha recibido el reconocimiento "por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo de Venezuela y por su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia". Nuestra izquierda española (no centrista) se ha manifestado con claridad, dicen esto:
Pablo Iglesias: "Se lo podrían haber directamente a Adolf Hitler a título póstumo. El año que viene que lo compartan Putin y Zelenski. Si ya total..."
Ione Belarra, ha dicho que el premio Nobel de la Paz "ahora lo reciben golpistas y criminales de guerra"
Manu Pineda (IU): "Que no, que no es broma: le han dado el Nobel de la Paz a María Corina Machado, una fascista que llama a la violencia contra su propio pueblo todos los días (...) Después de eso, que le den a Netanyahu el de Protección Infantil y a Ayuso el de Cuidado de Ancianos"
¿De verdad podemos comparar la trayectoria de esta mujer con la de Adolf Hitler? ¿Ese es el respeto que tenemos a nuestros ideológicamente contrarios? Algo está mal si estos representantes de muchos de nosotros comienzan a lanzar palabras como si fueran piedras, intentado que hagan daño sin importar su forma. LAS PALABRAS NO SON ESO (valgan las mayúsculas). Las palabras expresan ideas, si tienes furia puedes manifestar en tus redes que estás furioso porque no ves representado en este galardón tus sensibilidades políticas, que ves un gran error en ello porque... (y lo razonas). Pero ¿dices que galardonar a esa mujer es equivalente a premiar a una persona que masacró en cámaras de gas a millones de judíos? ¿Llamamos criminal de guerra a una mujer que no ha ostentado una cargo de poder ni obviamente se ha visto implicada en ninguna guerra? Si exprimimos esas palabras vemos que únicamente queda FRUSTRACIÓN, pero ¿no son lo bastante adultos como para gestionar su frustración de una manera más educada y elegante? Parecen (y creo que son) niños consentidos, que han perdido Norte y humanidad, que buscan el eco que se suele conseguir con lo grotesco.
La tragedia es que son buena parte de los que representan la izquierda en nuestro país. ¿Y qué pasa con aquellos que sentimos otra izquierda, más humana, más comprensiva? La antigua IU asumía con honestidad y elegancia su esencia minoritaria. Estos seres humanos que he citado transmiten odio mal digerido, no les imagino con la sensibilidad necesaria para ocupar el cargo que cada uno de ellos ocupa (cargo formal o cargo moral). No quiero entrar en la financiación venezolana a alguno de estos individuos lo cual creo que tendrá su lógico papel, que sería seguir socavando su honestidad, ni siquiera hace falta llegar a ello para dedicarles mi desprecio.
Muchos ciudadanos merecemos una mejor izquierda, más honesta, más sensible, más educada, que utilice las palabras con responsabilidad, que luche por construir un mejor país. Más coherente, por favor. Pedimos buenas personas, que sientan lo que predican, y que vivan como piensan. No son ellos.
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