miércoles, 15 de octubre de 2025

Tenemos un problema con la izquierda en España

Tenemos un problema con la izquierda en España. 

Han premiado con el premio Nobel de la Paz a María Corina Machado, la cual puede gustar a algunos mucho, poco o nada. Hay un contexto político en el cual muchos pueden (incluso quieren) posicionarse. El "presidente" Maduro legitimó su cargo gracias a un (reconocido internacionalmente) "pucherazo" electoral. Es decir, una persona se ha alzado ilegítimamente como representante de un país. Perpetúa con ello un régimen de izquierdas en el que o eres afín o eres disidente. Lo segundo implica un peligro intrínseco. Hay gente que lucha y se organiza contra ello, intenta reinstaurar una libertad que parece que no existe, de la mano del imperialismo, del consumismo y de todo lo que quieras, no exento lo que viene de sus propias maldades, pero algo, al fin y al cabo, legítimo en su propuesta. Nosotros vivimos en esa matriz capitalista y ni Pablo Iglesias, ni Ione Belarra ni Manu Pineda vomitan. María Corina Machado ha luchado contra ese régimen opresivo de Maduro y ha recibido el reconocimiento "por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo de Venezuela y por su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia". Nuestra izquierda española (no centrista) se ha manifestado con claridad, dicen esto:

Pablo Iglesias: "Se lo podrían haber directamente a Adolf Hitler a título póstumo. El año que viene que lo compartan Putin y Zelenski. Si ya total..."

Ione Belarra, ha dicho que el premio Nobel de la Paz "ahora lo reciben golpistas y criminales de guerra"

Manu Pineda (IU): "Que no, que no es broma: le han dado el Nobel de la Paz a María Corina Machado, una fascista que llama a la violencia contra su propio pueblo todos los días (...) Después de eso, que le den a Netanyahu el de Protección Infantil y a Ayuso el de Cuidado de Ancianos"

¿De verdad podemos comparar la trayectoria de esta mujer con la de Adolf Hitler? ¿Ese es el respeto que tenemos a nuestros ideológicamente contrarios? Algo está mal si estos representantes de muchos de nosotros comienzan a lanzar palabras como si fueran piedras, intentado que hagan daño sin importar su forma. LAS PALABRAS NO SON ESO (valgan las mayúsculas). Las palabras expresan ideas, si tienes furia puedes manifestar en tus redes que estás furioso porque no ves representado en este galardón tus sensibilidades políticas, que ves un gran error en ello porque... (y lo razonas). Pero ¿dices que galardonar a esa mujer es equivalente a premiar a una persona que masacró en cámaras de gas a millones de judíos? ¿Llamamos criminal de guerra a una mujer que no ha ostentado una cargo de poder ni obviamente se ha visto implicada en ninguna guerra? Si exprimimos esas palabras vemos que únicamente queda FRUSTRACIÓN, pero ¿no son lo bastante adultos como para gestionar su frustración de una manera más educada y elegante? Parecen (y creo que son) niños consentidos, que han perdido Norte y humanidad, que  buscan el eco que se suele conseguir con lo grotesco.

La tragedia es que son buena parte de los que representan la izquierda en nuestro país. ¿Y qué pasa con aquellos que sentimos otra izquierda, más humana, más comprensiva? La antigua IU asumía con honestidad y elegancia su esencia minoritaria. Estos seres humanos que he citado transmiten odio mal digerido, no les imagino con la sensibilidad necesaria para ocupar el cargo que cada uno de ellos ocupa (cargo formal o cargo moral). No quiero entrar en la financiación venezolana a alguno de estos individuos lo cual creo que tendrá su lógico papel, que sería seguir socavando su honestidad, ni siquiera hace falta llegar a ello para dedicarles mi desprecio.

Muchos ciudadanos merecemos una mejor izquierda, más honesta, más sensible, más educada, que utilice las palabras con responsabilidad, que luche por construir un mejor país. Más coherente, por favor. Pedimos buenas personas, que sientan lo que predican, y que vivan como piensan. No son ellos. 


miércoles, 8 de octubre de 2025

Las curvas de nivel y el monocultivo

Las curvas de nivel, en una montaña, representan los puntos que se encuentran a una misma altura, para que nos entendamos sería la ruta que generaríamos si rodeáramos una montaña sin subir ni bajar nada, sería un paseo siempre al mismo nivel.

Las redes sociales y todas las plataformas de vídeos exprés (entiéndase Instagram, X o similares) generan ese efecto, nos sumergen en un mundo plano, basado en nuestros intereses, no se esfuerzan en la verticalidad, se basan en la cómoda horizontalidad; no se trata de explicar conceptos, ni de ahondar en realidades, nos sumen en un cómodo paseo sin cuestas, afable e inocuo. Ni nos construyen ni nos enriquecen, únicamente nos sumen en una redundancia circular.
Nos animan a transitar un mundo plano (bienvenidos al terraplanismo), a tener una concepción política concreta, y a ver como algo muy lejano otras sensibilidades, a las que miraremos con extrañeza.
Hay un refrán, no anacrónico, que dice que dos que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma condición. Pues bien, dormimos con aquello en lo que empleamos nuestro tiempo, y si habitamos lo plano nos convertiremos en eso, seres unidimensionales. La realidad es compleja y multidimensional, tiene aristas, y algunas siempre duelen, puede que diferentes para cada persona, pero siempre algunas hieren, chocan con nuestra concepción del mundo, porque sentimos a derechas, o a izquierdas, o más centrados, y siempre hay aspectos que no comprendemos, y nos extrañan, y nos interpelan (esta palabra sí es anacrónica, no el concepto). Y no solo política.
Última metáfora: los monocultivos empobrecen la tierra, eliminan progresivamente su fertilidad. No nos monocultivemos en somas inocuos. Hagamos por vivir, por ser biodiversos.
Todo comienza con tomar conciencia, o, dicho de otra forma, con la consciencia.