Esta viñeta aparecida hoy, un día de enero, en el diario El Mundo, resume a la perfección una
realidad de nuestra política: la incapacidad de la clase política de erradicar
por sí misma sus desajustes internos.
Y,
yendo nuevamente a los fundamentos más básicos, un partido no depura la
corrupción que pueda tener dentro por escasos motivos:
-
Porque el partido en sí es un partido corrupto
-
Porque peca por omisión cerrando los ojos ante lo que sabe o intuye que pasa
-
Porque los elementos corruptos de un partido son lo bastante fuertes como para
enraizar y evitar una limpia extirpación
Las
consideraciones que se pueden hacer al respecto son:
- No
creo que un partido que, en nuestro contexto nacional, puede agrupar a 10
millones de personas, sea en sí una manzana podrida
- Si
la solución fuera fácil en algún momento habría alguna dirección de partido que
acometería el trabajo de depuración, y en nuestra historia política reciente no
ha sucedido ni tan siquiera un amago de esto
- Creo
con bastante firmeza y precisión que hay "mal" anclado dentro de los
partidos políticos, y es un mal que tiene poder y sobre todo raíces. Querer quitar una raíz a un árbol pone en
peligro al árbol entero, y algo así es lo que temen los dirigentes políticos,
que la depuración del mal que conocen o intuyen les haga más mal que bien a
ellos, los políticamente situados. A costa de eso se nutre un ecosistema de
corrupción, siendo un poco pesimista, proporcional al tamaño de los partidos:
grandes partidos contienen grandes corrupciones. Entre el blanco de la honradez
y el negro de la corrupción hay una nutrida red de tentáculos de diferentes
gradaciones entre ambos colores dándose
una explicación concatenada de justificaciones: lo casi honrado justifica
aquello un poco menos honrado, que a su vez justifica lo tibio, lo cual oculta
las pequeñas tramas que nunca darán pie a destapar las grandes y jugosas
tramas. Y el que tiene un entendimiento global del proceso sabe que al estar
todo unido tirar de algo siempre tira de demasiado y por eso, como ocurre
constantemente eligen el sucio silencio a no ser que se les pida explicación,
en cuyo caso no les queda más remedio que invocar la duda razonable a la vez
que mienten por activa o por evasiva (expresiones del tipo "no me
consta"). Sólo la denuncia de los medios de comunicación puede obligarles
a buscar la justicia que menos les perjudique, ya sea entregando una cabeza de
turco, buscando dimisiones ejemplares, ya sea atacando a la oposición política
(el clásico "también ellos") buscando el desconcierto y la
inevitabilidad, ya sea tapando las indecencias hasta que pasa el temporal
mediático.
No hay
solución pensando por separado, cualquier solución debe abarcar todo el elenco político existente, para que la debilidad de uno no sea aprovechada por otro que adolece los mismos males. Algunas soluciones pasarían por:
-
Realizar un pacto entre todos los partidos para depurar sus estructuras, y
debería ser un pacto ejecutado por pocas figuras, pocas para que no se vean
atadas por las fuertes raíces que custodian el mal-hacer, por las familias y
los barones. Pocas figuras que avocaran a sus partidos a una gran y profunda
crisis de la que saldrían limpios y debilitados, rompiendo, en el caldo creado,
con nuestro bipartidismo, ya que surgirían nuevas fuerzas políticas a la luz de
las nuevas intenciones. Improbable.
-
Fortalecer y separar el sistema de justicia, hacerlo de facto independiente al
ejecutivo, y crear una parte eficaz que persiguiera las desviaciones a la
legalidad de una forma implacable y eficaz, que depurara todas esas
malformaciones políticas que tanto nos hacen descreer a algunos, sin cortesías
ni vergüenzas, imputando a todos aquellos que han robado dinero público para
sus propósitos, en cualquiera de las formas en la que esto se hace.
-
Apostar por una alianza de la ciudadanía con los medios de comunicación para
hacer presión e impulsar las iniciativas que conducen a la decencia política.
O, en el mejor de los casos apostar por la capacidad de la ciudadanía para
generar su propia voz que la clase política no pueda ignorar.
Lo cuentas muy bien, sencillo, tan sencillo que hasta yo lo entiendo, tan sencillo que parece sencillo, tan sencillo que parece que uno piensa coño, es que igual es así de sencillo.
ResponderEliminarNos complican la vida muchas veces con palabras que solo enturbian, y lo malo no es cuando son solo palabras, lo malo es cuando son palabros, que tienen lo que tiene la palabra y además un plus de autolegitimación. Y es verdad que los palabros aportan a veces detalle, pero a costa de perder sencillez, y a veces creo que para alguno de los grandes temas hay atajos de comprensión, hay formas sencillas de explicar las cosas.
ResponderEliminarY no sé si será así en esta entrada de blog; siempre se intenta, ser sencillo y preciso, cuando a veces no se consigue lo uno ni lo otro.