Existe una bonita relación entre lo brillante y la luz, y no es lo que parece, es lo otro.
Lo brillante existe. Es la parte imprescindible para que todo funcione, sin ello el promedio sería entre lo normal y lo mediocre, lo cual no nos beneficia... Es hermoso ver, entrever, que en la sociedad hay personas brillantes que desempeñan todos los oficios, desde los bonitos hasta los olvidados, desde lo estudiable a lo que no. En toda esa cotidianeidad la esperanza la mantienen ellos, con una terquedad vocacional.
Pueden estar bajo la luz o en la oscuridad, no tienen una afinidad definida, es más la circunstancia la que determina eso. Es por eso que muchos cobran poco, y viven malviviendo, emanando maestría desde la sencillez o la complejidad, dependiendo del caso. Son nodos que transmutan caos en armonía, allá donde habiten. Transformando la energía viven sus miserias. Pero ocupan un continuo, no temamos, habitan también posiciones más acomodadas. No tienen una afinidad definida por la luz, recordemos.
En cambio otros, no brillantes, adoptan un cariz polillesco, adorando aquello luminoso, acercándose a la luz con afán, animales de sangre fría que necesitan un calor que no nace en ellos. Orientan sus comedidas virtudes a desarrollar estrategias que maximicen su exposición al sol. Y ahí les vemos, haciendo extraños equilibrios en la cúspide, habituales de la farándula y la política.
Pese a ellos el mundo funciona, o lo intenta al menos.
Hay un antiguo concepto, el del "ascensor social" que defendía que el trabajo y la valía se recompensaba con un ascenso de clase social. Aquí defiendo lo contrario. Sigue habiendo circuitos de élite, en los que la valía encuentra su reconocimiento, pero fuera de esos circuitos, muy lejanos para muchos, la valía sigue habitando cada célula de la sociedad, desempeñando un trabajo oscuro y, casi siempre, poco reconocido.
Y vuelvo al principio, donde definía como bonita la relación entre lo brillante y la luz. Para mí es así por la curiosa paradoja conceptual que se genera, uniendo lo brillante con lo oscuro, lo divino con lo invisible, como un hermoso truco de magia, que, sin entenderlo del todo, nos permite seguir viviendo.