miércoles, 12 de junio de 2024

La camiseta de Zelenski

Veo un encuentro oficial entre dos presidentes, uno de ellos en camiseta. Son tiempos de guerra (allí), no está la cosa para guardar formas ni excesivos protocolos, todo debe hablar, hasta la indumentaria. Queda patente la diferencia entre lo importante y lo accesorio, más que nada lo accesorio, lo que sobra.

Damos un valor al protocolo que no lo tiene, pero se lo damos. No llevar traje en algunas circunstancias se interpreta como una falta de respeto. O no llevar corbata, o limitar la cortesía, vete tú a saber.

La mujer del César no solo debe ser sino parecer, se dice. Nos hemos quedado más con lo segundo que con lo primero. En ocasiones olvidamos la esencia para quedarnos con la apariencia. La (ya casi denostada) posverdad va por ahí: da igual todo, pero las formas importan, contradícete, pero con elegancia.

Y es triste, pero ahí habitamos, perdemos la esencia, guardamos la apariencia. En ese lugar residen gran parte de nuestros debates de primera línea política, ofendámonos con pudor mientras actuamos más allá de la ética.