miércoles, 30 de diciembre de 2020

Hermoso y mediocre

Y aún así, de lo mediocre pueden salir cosas buenas, regulares o malas. Nos venden perfección en los anuncios, pero vivimos (y somos) desde la imperfección, la cual, como si de un raro metal se tratase, tiene propiedades muy particulares: puede funcionar como ruido gris pero también puede generar belleza. Esto nos salva, pues se introducen incertidumbres en nuestro sistema, y a mí me convierten en creyente de la probabilidad más que de la certeza: una buena educación espero que haga de mis hijos unas buenas personas, pero no les condena a serlo. Esos serían los dos polos, incertidumbre y probabilidad. Por eso cuando precisamos la política con tres decimales hablamos de pura ensoñación. Malas personas harán buenas cosas y buenas personas harán cosas malas, a su pesar o no, y aún con ello el sistema no es puro caos. La mediocridad, por su parte, equidista a muchos lugares, es tan polivalente que nos sorprende y encandila, tan enmascarada ella, tan descarados ellos.

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