jueves, 26 de octubre de 2017

CATALUÑA: diferencias entre tierra y Tierra [CUENTO]

Se dieron cuenta de que ya era casi tarde. El cambio climático era inevitable. Decidieron plantar cara y batalla. Establecieron nuevas normativas, se extralimitaron en sus funciones legislativas porque interpretaron urgencia. El Gobierno  Central les pidió explicaciones, se abrió una comisión de investigación, pero ellos llamaron a los ciudadanos a las calles, y millones salieron a ocuparlas con reivindicaciones. Los medios internacionales se agolpaban para recabar informaciones de primera mano. Las tertulias de televisión se llenaron primero de biólogos y ecólogos, hablaban de conceptos extraños como “antropoceno”, por entonces ya el Gobierno de la Comunidad había abierto sus puertas a los movimientos ecologistas, creando una comisión mixta. La tensión con los cuerpos nacionales de seguridad no era pequeña, pues debían salvaguardar las arcaicas leyes estatales, la policía autonómica, por su parte, no sabía muy bien a qué lado acercarse. El seguimiento informativo era masivo, en una segunda etapa se comenzaron a contemplar nuevos escenarios, se hablaba de modificar la Carta Magna y abrir de alguna forma una puerta a una nueva legislación ambiental. Las tertulias ampliaron sus plantillas con filósofos y se abrió el debate del estilo de vida, del consumismo y de los teóricos del decrecimiento, se hablaba de lo acuciante de un cambio de modelo, pero a la vez de los riesgos que implicaba el ser los primeros en aplicar los cambios. Los optimistas hablaban de un mundo futuro bajo el paradigma de la sostenibilidad, los que no llegaban a tanto hablaban únicamente de mitigar efectos. Los periódicos digitales abrieron un hueco continuo en sus portadas para dar cobertura casi horaria a los avances. La incertidumbre en los acontecimientos duró meses, llegó a haber enfrentamientos en las manifestaciones con las autoridades, se necesitaron varios llamamientos a la calma para, al menos, relajar la calle. El mundo entero nos miró y escrutó en todo ese tiempo. Encabezamos algo grande, bonito en sus planteamientos, difícil en su ejecución, lleno de errores, de matices y también de aciertos. Era, ante todo, necesario.
No sé si soy el único al que esta ensoñación le parece más lógica que todo lo que se está viviendo en Cataluña estos meses.
Recupero una entrada de este blog de diciembre de 2011, donde citaba a Schattschneider:

La definición de las alternativas es el instrumento supremo del poder. Aquel que determina de qué se trata la política maneja a la nación, porque la definición de las alternativas es la elección de los conflictos y la elección de conflictos localiza el poder
No nos olvidemos de las cosas importantes.

2 comentarios:

  1. De la definición de alternativas en el conflicto catalán
    Para empezar, entiendo que el problema catalán es, principalmente, eso mismo: un problema catalán. Una región en la que un porcentaje nada desdeñable de su ciudadanía quiere una nueva forma de organización territorial y otro porcentaje igualmente representativo quiere seguir como está. Eso es un problema. No entro en cifras, me da igual un 49% frente a un 51% que un 80-20%. Hemos vivido conflictos sociales en el pasado con porcentajes más abrumadores y no por ello han dejado de ser dignos de afrontar.
    ¿Qué ocurre cuando en estas circunstancias una parte pretende imponer a la otra su posición de forma innegociable basándose en una mayoría, incluso si ésta fuera cualificada? ¿Queda resuelto el problema? Nunca. Seguirás teniendo una parte suficientemente representativa disconforme con la solución ahora impuesta. Una patada hacia adelante para enquistar posturas.
    Por ello me parece una torpeza el proceso independentista, por cuanto impone su ansiada República Catalana a la otra mitad de la población que convive puerta con puerta y que nunca la ha querido.
    Por ello, de la misma forma, me parece una torpeza no atender esa inquietud de parte de la población catalana desde el gobierno central y escudarse en la ley actual para desoír sus demandas. Las leyes cambian al ritmo que evolucionan las sociedades a las que sirven. Nunca pueden ser la excusa para eludir el compromiso de gestionar.
    Cuando la solución no está en los extremos hay que definir alternativas. No son tan evidentes. A veces hay que desentrañarlas. Tormenta de ideas que llamaban unos. "Parlem" que decía la población catalana en las calles. De momento, ambas partes siguen empeñadas en imponer a la otra su postura y a día de hoy, la casa sin barrer.

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  2. Las posiciones, las imposiciones, las inercias, lo que se habla con lo que se habla, lo que se oculta con lo que no se habla... A mí me parece que hay una gran parte de "elección de los conflictos" en la posición independentista, pues les garantiza poder. Y pese a todo existe un problema social que hay que afrontar desde múltiples dimensiones. Gracias Javi!

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