Podría establecerse una
simple categorización de los tipos de manifestaciones:
-
Manifestaciones masivas: para nuestro caso, España, sin trazar límites
precisos, aquellas aplastantes y mayoritarias capaces de sacar millones de
personas a la calle. Manifiesta un sentir muy extendido, suelen ser hechos que
conmocionan a la opinión pública (p.e. no a la guerra) o que tienen una base
social muy amplia y eventualmente movilizable (p.e. defensa de la familia).
-
Manifestaciones amplias: las más malinterpretadas y difamadas, como se
explicará a continuación. Son aquellas capaces de reunir una gran cantidad de
gente en las calles, miles de personas, cuentan con una notable cobertura de
los medios de comunicación y están sujetas a una malsana dialéctica políltica
- Grupos afines tildarán de éxito la actuación
y se atreverán a pedir imposibles (dimisión del Gobierno, convocatoria de
elecciones, etc.)
- Grupos no afines ningunearán el grupo y sus
objetivos y lo afrontarán como se afronta una gripe, se pasa y ya está
Al final se comentan errores típicos de ambos
grupos
-
Manifestaciones reducidas: reúnen hasta cientos de personas. Son generalmente:
- Temas que no despiertan el interés de los
mass media y no existe una movilización social coordinada, causas legítimas
olvidadas
- Grupos radicales con ideologías radicales,
que se caracterizan por una alta capacidad de movilización de sus escasos
miembros
Hablemos de las manifestaciones amplias:
-Errores
de los grupos afines: por muy nobles y
justificados que sean los fines hay objetivos que en una primera aproximación
están fuera del alcance de manifestaciones de este tipo. El cambio social no se
articula desde la manifestación de miles de personas. Cambian más diez personas
influyentes que mil ciudadanos de a pie. Sí actúan desde lo simbólico y sirven
para redefinir líneas de acción para, aquí sí, amplios colectivos, pueden
servir como punto de partida para convencer conciencias.
-Errores
de los grupos no afines: ningunear es ondear de forma pirata la bandera de la
legitimidad. Ellos definen ellos deciden. "La mayoría silenciosa que no se
manifiesta" se viene oyendo recurrentemente ya hace años con diferentes
manifestaciones amplias. Esos sicarios del oportunismo no se detendrán en
estimar el apoyo real que una
manifestación tiene entre el conjunto de la ciudadanía, porque no les interesa.
No hace falta manifestarse para estar de acuerdo con unas reivindicaciones,
aquí sería interesante una encuesta de interés sobre el tema, pero los que
pueden hacerla se encargarán de no permitir ese riesgo.
Dentro
de esa estrategia se tiende a criminalizar a los manifestantes, principalmente:
- A los manifestantes de izquierdas se les
criminaliza como violentos, antisistemas, (despectivamente) perroflautas, etc.
-A los manifestantes de derechas se les
criminaliza como retrógrados y conservaduristas (también de forma despectiva)
La reivindicaciones de la gente en la calle se enfrenta con la lucha de los políticos por la apropiación de los símbolos.
Miles
de personas en la calle reflejan una sensibilidad latente y sobre todo
existente en el conjunto de la ciudadanía. El gobierno al mando trata de
deslegitimar aquello que se pretende destapar y para ello se apoya en el
ejercicio de la violencia "legítima" (polícía), en la acción de los
jueces (no separados del resto de poderes y por tanto "al servicio
de") y sobre todo en la mencionada apropiación de los símbolos (son pocos,
no llevan razón, son violentos, quieren reventar la democracia, quieren dividir
el país, quieren destruir la familia, etc.) con proclamas cercanas a lo
panfletario
En
todos los casos nos alineamos y en ocasiones nos alienamos con determinadas
ideologías, rebañamos los matices y establecemos un acto simbólico generalmente
unidireccional con la acción de la manifestación, lo cual es una herramienta
útil dentro de las dinámicas de la sociedad y por ello necesaria y a
salvaguardar.
Conclusiones
A
modo de conclusión: ¿qué no interesa en las manifestaciones amplias?
- No
interesa conocer sus límites
- No
interesa conocer su grado potencial de apoyo
- Por
ello no interesa darles trasparencia desde el ámbito político: el que es afín
cree que ha cambiado el mundo, maximizará las pretensiones a sabiendas del
fracaso semi-absoluto de las mismas, el que está en contra - al poder - no se
esmerará en utilizar herramientas de la sociología para ver el grado de
impregnación y afinidad de los objetivos reivindicados en la ciudadanía.
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