lunes, 15 de febrero de 2016

PODEMOS es Iglesia(s)

Eso pienso. Ambas cosas: Podemos es Iglesias y Podemos es Iglesia.
Es Iglesias por el excesivo personalismo que conforma su propia existencia, por la omnisciencia de su líder, que trasciende a todas sus bases. Más que círculos veo una enorme espiral con un centro claro y preciso, un centro que irradia una excesiva autonomía. Hablan ellos del sometimiento a las bases, desde fuera se aprecia lo contrario: el sometimiento de las bases. Y sí, hablo de programas en bloque y otras artimañas para conducir la democracia interna hacia la dirección (en sus dos sentidos) elegida, arrinconando las disidencias y todo aquello que reta al orden recién establecido.

Es Iglesia primero porque tiene su deidad, adoran a un líder que pocos se atreven a cuestionar, es un personalismo carismático que basa su fuerza en su germen. Y para mí es Iglesia porque me pasa como con la Iglesia católica: me gustan más las bases que sus jerarcas. Con Podemos respeto y admiro el movimiento que sustenta todo, el compendio de inquietudes no aunadas con otras opciones políticas y que han sabido escindirse y levantar un único y audible grito. Esa organización abierta y multidisciplinar, asamblearia y propositiva, social y humanista. Y no, no respeto a sus líderes, porque anteponen la estrategia a las ideas, igual que tantos obispos que anteponen el dogma a la persona.

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